El Silencio del Santuario Interior
El silencio era una tortura, después de la extinción cataclísmica del Viejo Alfa, el Santuario Interior quedó suspendido en una quietud antinatural, un vacío de poder psíquico que resultaba más ensordecedor que cualquier grito de agonía, el aire ya no vibraba con la Autoridad Ancestral, sino que pesaba con el costo de la victoria.
Lía estaba arrodillada sobre la obsidiana, con la mano posada sobre el pecho inmóvil de Aiden, la Agonía Nivel Nueve había caído al Nivel Cero: El Silencio Post-Batalla. Ya no había dolor, no había miedo, no había lazo.
Aiden no estaba muerto, su pulso era regular, su respiración superficial, pero sus ojos estaban abiertos, fijos en el techo de cuarzo roto con una vacuidad total, el proceso de Transferencia había sido interrumpido a tiempo, pero la limpieza del alma orquestada por el Maestro había borrado la Voluntad Primigenia.
Era un cascarón perfecto, un cuerpo Alfa sin el Destino ni la conciencia que lo había atormentad