La oscuridad del túnel dimensional no era absoluta, sino una penumbra densa que distorsionaba las formas y el sentido de la orientación, el aire era pesado, cargado con el olor metálico del cuarzo psíquico que componía las paredes, Lía se había adentrado de último, sintiendo el vacío cerrarse tras ella con un estruendo sordo, y ahora marchaba a la cabeza de la fila.
La formación de cuña se había reestablecido automáticamente, tal como lo había planeado, pero la marcha era tensa, Aiden estaba un paso por detrás de ella, su mano apenas tocando la tela de su chaqueta, manteniendo la conexión del Sensor en el Nivel Uno tolerable, asistido por la firmeza inquebrantable de Ethan, quien lo sostenía como un pilar, Seth cubría la retaguardia, su aura todavía erizada por la humillación de las ilusiones.
A pesar del éxito táctico, la calma de Ethan había sido la única victoria real.
“La energía se siente inestable,” susurró Lía, hablando en el silencio del conducto “Es como si el Laberinto se hu