Cap. 78: De esa mujerzuela quiero hablar.
Valentina tenía el cabello recogido en un moño desordenado, los lentes sobre el puente de la nariz y una carpeta abierta frente a ella. En la oficina flotaba el silencio tenso de los análisis forenses: nombres, fechas, evidencias de casos oscuros que dejaban huellas no solo en las víctimas, sino también en quienes los estudiaban.
Pasó la página del expediente con un suspiro. Estaba tan concentrada que tardó unos segundos en notar la vibración del celular sobre el escritorio. Lo desbloqueó con el rostro aún tenso, esperando otro correo del juzgado o una alerta del sistema de perfiles. Pero lo que encontró la hizo fruncir las cejas con desconcierto.
"Hola, Valentina. He estado pensando mucho en nuestras conversaciones. Me gustaría que nos viéramos en persona. Tal vez una cena. Tú eliges el lugar. Espero tu respuesta."
La app de citas.
El remitente: Lisandro.
Valentina se quedó mirándolo. Parpadeó. Dudó.
Un mensaje directo, inesperado, sin rodeos. Ella lo había provocado, claro. Había ju