Cap. 134: El último recuerdo.
Cap. 12: A punto de saber la verdad.
El guardia miró hacia la puerta.
—Jefa… ¿cómo supieron?
—¡Cállate y mueve el maldito cuerpo! —gruñó ella.
Corrió hacia una de las mochilas donde guardaba documentación falsificada, dinero y el arma que mantenía lejos de Lisandro. La tomó sin pensarlo. Cargó la pistola. El clic metálico fue un latigazo seco dentro de la casa.
—Por la entrada no —dijo—. Nos atrapan antes de llegar al porche.
El guardia asintió, tragando saliva.
Natalia se acercó a la ventana para evaluar el perímetro.
Y su estómago se hundió.
Entre los árboles, entre sombras y luz, empezaban a aparecer siluetas. Siluetas que sabían moverse. Que no se apresuraban. Que no necesitaban hacerlo.
—Nos rodearon… —musitó el guardia, retrocediendo.
—Cierra la boca —escupió ella.
La primera patrulla se detuvo frente a la casa. Luego aparecieron dos más. El bosque parecía tragarse las sirenas al apagarse, dejando un silencio tenso.
Natalia supo que no tenía más de segundos.
—Por atrás —ordenó—