Despierto jadeando, incorporándome con rapidez en la cama, con sudor frío corriendo por mi frente y las mejillas mojadas por las lágrimas.
—Fue solo sueño —musito para mí misma.
—¿Estás bien? —pregunta Alex a mi lado.
—Sí —Me aferro a él, respirando profundo para robar su aroma y perderme en su perfume.
— ¿Qué está mal? —se interesa, besando mi cabeza.
—Soñé... Soñé con el día que conocimos a Lucas y Gaby — Empiezo a llorar, sin poder aguantar la angustia de los recuerdos que me trajo ese sueño.
—Shuu —Acaricia mi espalda—. Tranquila; Estoy aquí... Estoy aquí para ti.
—No sé cómo hacer para afrontar a su familia en el funeral —le hago saber, saliendo de sus brazos para mirarlo a los ojos.
—Eres fuerte, ángel, sé que vas a poder hacerlo.
—Pero es que... tengo miedo.
—¿De qué tienes miedo?
—De que... Es mi culpa; Él murió porque lo metí en esta mierda.
—No es así —afirma—. Lina, escucha... Lucas murió haciendo su trabajo; era su deber, mi amor... Y mira, murió haciendo las dos cosas que