Me marché sin mirar atrás. Es verdad lo que le dije, es verdad que lo perdoné; entendí cómo se sintió, entendí que lo dijo sin pensar y arrastrado por la ira, por sentirse traicionado, engañado... Yo lo entendí, y lo entiendo, Alex sólo quería que yo dejara mis cosas por él, pero él no iba a dejar nada por mí, preferiría llevar a toda mi familia en vez de venir conmigo, es tan egoísta; pero eso ya no importa, ya estoy en el avión de vuelta a casa, y tengo que ocuparme de algo mucho más importante: mantener a salvo a mi hija; es lo único de lo que me tengo que preocupar en estos momentos. Ojalá encuentren a Dany antes de que él nos encuentre a nosotras; Siempre tuve miedo a que este día llegara, pero también tenía la esperanza de que nunca pasara, que solo sea un mal sueño, una pesadilla. Hoy, esa pesadilla empieza su camino hacia la realidad; lo único que pido es que se pierde en ese camino y nunca llegue a nosotras, que nunca llegue a mi hija.
No sé lo que Dany sería capaz de hacerle, no puedo decir que no la dañará porque ella sea su hija, lo conozco, y sé que no le importa nada ni nadie más que él mismo; Sé perfectamente que está enojado conmigo por lo que hice y que me la va a hacer pagar, pero voy a estar preparada. No es casualidad que en estos años me haya entrenado y haya aprendido a disparar, aunque a todos les creí que era un simple hobbie, yo sabía la verdad, y tanto Gaby como Lucas también lo sabían, ya que este último fue el que me enseñó todo lo que sé. Me estaba preparando para el día que lo tenga que enfrentar, y ese día cada vez está más cerca. Y yo estoy preparado para enfrentarlo.
—Lina, ¿estás bien? —escucho decir a Sole a mi lado.
—Sí, estoy bien.
—Segura? —Como si leyera mi mente—. No tomes nada para poder dormir y no enterarte que estás en el avión —deduce preocupada.
—Ya no lo necesito —le hago saber—; Creo que ya no tengo miedo a volar, solo fue la primera vez. Ya sabes, lo desconocido siempre asusta —hablo tratando de tranquilizarla y sonar lo más casual que puedo.
—Bien, eso es bueno —Me mira—. La verdad que no le queda muy bien a Lina Rinaldi el miedo —dice sonriendo.
—Por supuesto que no.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —emite, poniéndose seria.
—Dos —digo sin dejar de sonreír, aunque me duele saber que estoy siendo falsa, que mi sonrisa es muy falsa.
—¿Por qué no perdonaste a Alex? —pregunta con cautela.
—Sí lo perdoné —tomo una profunda respiración—; de verdad lo perdoné, y se lo dije —contesté con total sinceridad.
—Sí, escuché lo que hablaron, Lina. Dices que lo perdonaste; sin embargo, no te quedaste con él —asevera, tratando de entender.
—Sabes que no puedo; Sabes muy bien que tengo que estar con Ayelen. Esto no es una novela de nuestros libros favoritos, donde el hombre sexy va a buscar a la chica tímida al aeropuerto y se queda con él; esto no termina en un "felices para siempre y comieron perdices" —explico, tratando de no sonar enfadada por lo que me dice; Ella sin duda se quedaría, pero yo no soy así.
—Ya sé eso, Lina —titubea—. Lo que digo es que no sé, podrías haberle dicho que querías quedarte con él, pero que tenías que hacer otra cosa. ¿Por qué no le contaste la verdad? —pregunta al fin.
—A ver, Sole —medito mis siguientes palabras—. Yo quiero estar con él, pero no quedarme con él, ¿vale? Y no, no pienso decirle lo que está pasando; sabes que me avergüenzo de mi pasado, y si ahora Erik lo sabe, fue porque estaba borracha y tenía que desahogarme, pero ahí murió mi declaración, ¿ok?
—Bien, pero no te pongas así; Yo solo quiero tratar de entenderte, y no quiero que estés mal. —Odio cuando me comporta como una zorra con los que no se lo merecen.
-Perder. Perdón, y no te preocupes; todo pasa —digo, guiñándole un ojo.
—¿Estás preocupado por Dany? —pregunta; lo pienso por varios segundos antes de contestar.
—Estoy preocupada por Aye, y te confieso que tengo un poco de miedo de lo que pueda pasar; pero sé que Lucas y Gaby van a estar conmigo, y estos años de entrenamiento me dan un poco más de seguridad... —la miro y le sonrío—. Vamos a estar bien, Sole —le aseguro, aunque no lo crea mucho; Pero ella no tiene por qué preocuparse.
—Lo sé, somos indestructibles —habla con socarronería y sonrisa, aunque su sonrisa no es con la misma felicidad de siempre; Sé que está preocupada y tiene miedo, y también que va a extrañar a Erik. Pero lo bueno es que él va a visitarla cuando termine su trabajo en Alemania.
Llegamos al fin, y se me inundó el pecho de felicidad cuando vi a Lucas ya Gaby esperando por nosotras «nuestros guardaespaldas»; Corrí hacia Lucas, para abrazarlo sollozando. Creo que tenía muchas lágrimas acumuladas, porque no podía parar; él me alza y me abraza con mucha fuerza, esa fuerza que me hace sentir siempre segura. Aunque estemos en medio del apocalipsis, en su fuerte abrazo estoy resguardada.
—Hey —susurra en mi oído—. Shh... Mi amor, tranquila, todo está bien —dice tratando de calmarme; pero los dos sabemos que eso no va a pasar. Yo sigo sollozando como una estúpida—. Creo que me extrañaste —agrega sonriendo, y separándose un poco para verme a los ojos. Mientras, Sole y Gaby se abrazaban y nos miraban sonriendo.
—Solo un poco, no te creas importante —le digo con sorna, limpiándome las lágrimas.
—Esa es mi chica. Te extrañé, preciosa —declara y me vuelve a abrazar—. Todo va a estar bien —promete, acariciando mi cabello. Eso espero.
—Bueno, basta —demanda Gaby—. A mí nadie me extrañó; la verdad, me siento menos que una bacteria —termina diciendo, haciéndonos reír; giro la cabeza hacia él y le sonrío, me separo de Lucas y me estrecho contra Gaby, con tanta fuerza que pierde el equilibrio y caemos al piso, donde estallamos a risas.
—Vaya, ¿estás más gorda o qué? —me acusa, riendo.
—Cállate, eres un debilucho —le contesto, golpeando su cabeza.
—Mi vida —entona—, mi cuerpo es todo músculo y fibra —asegura mostrando sus bíceps, y luego se levanta.
—Y ¿cómo terminamos en el piso, me puedes explicar? —le pregunto conforme me ayuda a levantar.
—La única explicación racional, es que estás gorda —contesta sonriendo.
—Por decir eso, ahora me vas a llevar a caballito hasta el auto —lo rodeo sin previo aviso y me subo a su espalda.
—¡Lina! —grita por el asombro, y gracias a Dios que tiene reflejos; alcanza a tomarme de las piernas y estabilizarme en su espalda—. Creo que hubiera preferido que te quedaras en los brazos de Lucas —masculla, mientras caminamos a la salida del aeropuerto.
Llego al auto sin poner mis pies en el suelo. Me siento adelante, sacándole el lugar a Gaby; Luego que Lucas enciende el auto, me adentro a buscar música.
—Frágil o Clones? —hago la pregunta para los tres.
—Clones —responde un coro.
Extrañaba esto. Pulsa play y suena en todo el auto "La vela puerca" con su canción "Clones".
—¡Extrañaba este rock! —grito por sobre la música.
Escucho a Gaby desde atrás, simular una batería con sus dedos y el apoya cabezas de mi asiento, para después comenzar a cantar.
Un mundo ciego
O no lo quieres ver,
Profeta enfermo
O eres cómplice de él
Castillo al suelo
La realidad otra vez se te va...
Él es fanático del rock y le es muy difícil quedarse quieto, o callado, cuando suena su música.
Llegamos a mi casa, en donde me esperaba mi hermosa hija en la puerta; Gaby había llamado a mi mamá para avisarle que estábamos por llegar, así, Aye nos esperaba afuera. Ella corrió hacia mí, esta vez junté todas mis fuerzas para no llorar y no lo hice, no quería hacerlo frente a mí hija para que no se sintiera mal; le mostré mi mejor sonrisa, la verdad es que no me costó mucho; Me siento muy bien al estar de vuelta con ella.
—Mami, te extrañé —aclama.
—Yo también, mi amor —la separo un poco—. ¿Te portas bien? —pregunto, llevándola encima hacia dentro de la casa.
—Sí, muy bien me porté... ¿Qué me trajiste?
—Ayelen, no seas así; ni siquiera la dejas entrar a la casa y ya estas pidiendo —la reprende mi mamá, que se acerca a saludarme.
—No pasa nada mamá, ahí los chicos están bajando las cosas —le aviso, señalando detrás de mí, hacia el auto, y en ese momento mi hija ve a Sole; de un salto se baja de mí y corre hacia ella gritándole "tía".
Entramos en la casa y fuimos directo a la cocina, donde mi mamá nos tenía preparado café con magdalenas. Hablamos de nuestro viaje y, obvia-mente, repartimos nuestros regalos; mi mamá me contó cómo se portó Aye, yo le mostré las fotos que sacamos de los lugares que visitamos. En realidad, dejé que Sole lo hiciera; Yo sabía que con algunas de esas fotos no iba a poder ocultar mi angustia, así que me desligué de eso. Luego de unas cuantas horas, mi madre se quería ir a su casa; bueno, a su nueva casa.
—Mamá, deja que uno de los chicos te lleve —le digo.
—No, no, para nada; ustedes quédense todos juntos, que de seguro tienen mucho de qué hablar y yo extraño mi casa —manda, negando con la mano.
—Bien, al menos deja que llame un taxi —diciendo eso me levanto en busca del teléfono—... Listo, mamá; en quince viene a buscarte —le informe.
—Gracias hija, tu padre debe estar como loco ya —habla divertida.
—Mañana voy a pasar a saludarlo, hoy solo quiero descansar —le hago saber para que deje lo tranquilo.
Después de que mi mamá se fue, nos juntamos en la sala y Sole empezó a redactar nuestras mini-vacaciones, omitiendo algunas cosas, obviamente. Luego ellos comentaron lo sucedido con Dany.