NIKOLAI
La casa de Aria, repleta de plantas y flores, fue sin duda la causa de mi alergia y de sus efectos en mi cuerpo.
Ella me sostiene mientras camino, ya que la irritación nubla mi visión. Entre tanto, el sonido familiar del ascensor me hace saber que llegamos al piso de mi penthouse.
—Llamaré a un médico, no puedes…
—No es necesario —tome su mano, recosté mi cabeza en el vidrio del ascensor respirando con dificultad —. No te preocupes, estaré bien.
—¿Cómo que estás bien? —dice en su tono molesto, es como mi madre cuando no hago lo que quiere —. No te hagas el duro —me tiró en el sofá del living, escuchó cómo se quitó el tacón y resonó en el silencio—. Dime dónde están tus medicamentos que pueden ayudarte ahora.
Ahora me podrá mandar a la hora que quiera, no se da cuenta pero aún así lo hace.
Mi cuerpo se calienta cada vez más y no lo soporto. Los días que fui a casa de Aria los tomaba de inmediato pero ahora mismo la alergia actuó rápido.
—En mi habitación, en el primer cajón de