Volteé a ver a mis padres justo después de que Amy se desmayó.
—¿Qué demonios fue eso? —Les grité.
Ambos lucían asustados por lo que acababa de suceder.
—Si tuviera que adivinar, diría que esa fue su loba. —Respondió mi papá.
Lo miré como si estuviera loco.
—¿Su loba? —Preguntó Dallas, sorprendido.
Asentí.
—Se los explicaré después. —Le dije antes de volver a dirigirme a mi papá—. ¿Su loba? ¿Cuándo fue la última vez que viste que la loba de alguien hiciera eso?
—De nuevo, solo es una suposición —Contestó—. Pero Amy siempre ha tenido un temperamento muy tranquilo. Probablemente nunca había experimentado una ira tan intensa. Mi suposición es que su loba se aferró a esa furia, seguramente está enojada también por haber permanecido dormida durante tantos años, e intentó liberarse, incluso a través de la magia del collar.
Miré hacia ella, era cierto que había visto a Amy molesta, pero jamás así. Podían empujarla contra un casillero y ella lo tomaba a broma.
Nunca la había visto gritar de e