Llegamos a la oficina del Alfa, donde John y Julia nos esperaban detrás del escritorio. Liam y yo entramos y tomamos asiento en las dos sillas frente a ellos, allí esperamos. La tensión en la habitación parecía aumentar con cada segundo que nos observaban. Claramente no querían decirnos lo que necesitaban decir.

Finalmente, el Alfa John habló.

—Amy, hay muchas cosas que vas a descubrir que no serán agradables. ¿Estás segura de que te sientes lo suficientemente fuerte como para manejarlo? —Preguntó, mirándome como si intentara leerme el alma.

No sabía si quería saberlo, pero sí que necesitaba hacerlo. Tal vez así tendría respuestas. Asentí. —Sí, puedo manejarlo.

Liam me apretó la mano con más fuerza. John suspiró y comenzó su relato.

—Tu mamá vino a nosotros antes de que nacieras, huyendo. Estaba embarazada y una vez que supimos la situación, decidimos ayudarla.

Se detuvo para tomar aire y miró a Liam.

—¿Le contaste la historia del hombre de la Luna?

Mis ojos fueron directamente a Li