—¿Quién te enseñó a seducir de esta forma?—decía besando su boca.
—Tú…
—Nunca vi algo como eso… Eres desquiciante Malak, me pones como loco—besaba sus pechos.
—Te amo esposo mío.
Deslizaba sus manos por su desnudez y le dijo con voz ronca.
—Nunca me dejes.
—No amor, nunca te dejaré…—le aseguró ella.
Hanza no dejaría que nada la apartase de él.
La envidia
Malak iba a salir esa mañana a sus clases, se sentía plena y radiante después de aquel momento que había pasado con su amado esposo. En el curso le enviaban a comprar varias telas y detalles para su proyecto de costura. Esa tarde, cuando entró en compañía de su chofer al almacén, Rania la alcanzó a ver y la siguió, vio la cantidad de compras y comparó con sus fundas, entonces se llenó de celos: ¡Cubierta de oro!
Su ropa era costosa y se la veía tan…. Feliz y era esposa. ¡Esposa! Ella solo se quedó en
Esto se pone bueno, ¿Qué piensan ustedes?