Ella giró y se envolvió con el velo, él extendió su mano y ella dudó en tomarla, si lo hacía no había vuelta atrás. Ella tomó su mano y él la jaló hacia su persona y quedó en los brazos de él, los ojos negros de Hanza la miraban, eran como piedras de ónix ardientes. Besó sus labios y ella pudo sentir al hombre apasionado.
Hanza besó su hombro desnudo y desabrochó su sujetador y soltó sus senos, lo quitó de su cuerpo y la admiró.
—Nahatat alshayatin jasadak limawt ruhiin.
“Los demonios tallaron tu cuerpo para perdición de mi alma”.
Besó la curvatura de su cuello hasta bajar a donde se iniciaba sus pechos vírgenes.
—Dime Malak—besaba el nacimiento de sus senos—¿nadie ha tocado tu cuerpo?
La joven le dijo nerviosa.
—Eres el primero