Capítulo 68.- Sombras en la corte.
La mañana del juicio amaneció gris, con un cielo tan denso que parecía presagiar tormenta.
El edificio de la Corte Suprema se erguía entre columnas de piedra y cámaras de televisión; sus escalones estaban repletos de periodistas, asesores y curiosos que esperaban ver al magnate más poderoso del país enfrentarse al sistema que él mismo ayudó a construir.
En los monitores de la entrada, su rostro aparecía congelado bajo un titular cruel:
“Cyrus Cross: ¿genio empresarial o arquitecto de la corrupción?”
A su alrededor, los flashes no cesaban.
Pero Cyrus caminaba con paso firme, su silueta imponente vestida de negro, la mirada fija en el horizonte.
Había aprendido a dominar el lenguaje del poder: el silencio, la postura y el control.
Nada debía mostrar debilidad.
A su lado, Harrison mantenía un teléfono en cada mano, coordinando abogados y relaciones públicas.
—Señor, la fiscalía pedirá su suspensión inmediata de todas las operaciones internacionales —dijo, sin levantar la vista—.