Blair no pudo dormir. Se giraba en la cama, atrapada en un torbellino de pensamientos. Cada vez que cerraba los ojos, las palabras del correo volvían a arderle en la mente:

“Pregúntale por la noche en Madrid. La verdadera historia. B.”

Sabía que Cyrus notaría su agitación si seguía dando vueltas, así que esperó a que él se sumergiera en su pesado sueño. Cuando sus respiraciones se hicieron más lentas y profundas, Blair se levantó con cuidado, buscando el móvil escondido bajo la almohada. La luz de la pantalla iluminó la penumbra del cuarto como un secreto prohibido.

Releyó el mensaje varias veces, como si en las letras pudiera encontrar un rastro invisible. Madrid. Ella nunca había estado allí. Cyrus había mencionado España alguna vez, de pasada, en tono distante, como si no valiera la pena detenerse. Pero esa ciudad ahora brillaba como un faro de advertencia.

Blair abrió el buscador y comenzó a escribir su nombre: “Cyrus Cross Madrid”. No obtuvo nada concreto, solo registros fina