Besos y pasión

No seas gruñón, tenemos toda la noche – eso pareció animarlo un poco. No quería que tratara mal al repartidor por su mal genio.

No mucho tiempo después entro con una caja y dos latas de refresco y dijo

Hagamos que valga la interrupción, tengo hambre.

¿Entonces porque te pusiste gruñón? – dejo todo en la barra de la cocina y se acerco a susurrarme en el oído – no me gusta que me alejen de mi sexy novia cuando estoy con ella.

Esta bien, no armes un drama. Cenemos.

Cenamos con calma nuevamente en el sillón y debo decir que era la pizza más deliciosa del mundo, así que le dije a Micolash que antes de irnos debíamos de ir para llevar una a casa. Recogimos todo y después de una pausa en el baño y lavarnos los dientes nos dirigimos a la sala donde solo dejamos que nos alumbrara la luz del fuego.

Micolash estaba recargado sobre una de las grandes sillas y yo recargada sobre el, nos acurrucamos en el suelo junto a la chimenea y allí comenzó nuestra noche. Primero comenzó Micolash a darme peque
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