NARRADOR
Mientras Salvatore se esforzaba en proteger lo que más amaba, una traición siniestra se tejía a sus espaldas. Sus dos enemigos más despiadados se unían en su contra: Renato, su primo, consumido por una envidia ardiente hacia el poder de Salvatore, y Antonella, su exmujer, la mafiosa más cruel y sanguinaria.
—Al final, ese idiota va a terminar cediendo —dijo Antonella, alzando su copa. Renato brindó con ella, sonriendo malicioso.
—Deberá hacerlo. Además, no pienso descansar hasta traer aquí a la madre de alquiler. Necesito que ese bebé permanezca a mi lado —respondió Renato, fijando su mirada en los ojos de Antonella, quien, intrigada, le acarició su mejilla y preguntó:
—¿Por qué tanto interés en ese bebé? Es increíble que ambos hayan elegido a la misma mujer.
Renato apartó bruscamente el rostro de su toque y bufó.
—En la mafia, siempre debe haber un heredero. Nuestro abuelo dejó claro que quien tuviera un hijo primero se quedaría con toda la fortuna, los grandes terrenos del