Un muerto muy vivo.
—¡Dios, qué noticia más desgarradora! —, gritó Lara escandalosamente, soltando el teléfono y comenzó a limpiarse unas lágrimas imaginarias con el dorso de su mano derecha—. ¡Qué dolor! Mi cuñado y su pequeño hijo murieron de manera tan trágica.
Mauro se echó a reír burlón por la ridícula actuación de su madre.
—Madre, ¿cómo puedes estar tan segura?
—No hay dudas. Ellos se fueron de vacaciones e iban en ese jet. ¿No es obvio? ¡Murieron! —, le respondió Lara con seguridad.
—Hermana, lamento mucho tu pérdida —, se dirigió a Lorenny, quien estaba soltando varias lágrimas de frustración.
— Aunque me gustaba Damián, también hubiera sido fenomenal ser su viuda—, expresó Lorenny sin contenerse.
Cuando Lara vio a Darío, corrió hacia él y lo abrazó.
—Amor, sé que estás sufriendo. Mi vida, perdiste a tu hermanito amado —le dijo en voz bastante alta y llena de dramatismo, para luego susurrarle:
— Parece que el destino nos hizo el favor de matar todos los pájaros de un tiro. Ahora serás el único h