Empleada indomable.

Todos iban de camino a casa, y Chris se encontraba durmiendo plácidamente en el regazo de Helen, quien iba en el último asiento de la camioneta.

—Sabes, la bruja de tu cuñada me estaba diciendo andrajosa. Se burlaba de mi ropa y de la de Chris —, murmuró Aylin, reflexionando sobre la extraña coincidencia de que, justo después de ese incidente, Damián la llevó a comprar ropa.

—Lo sé, tengo cámaras en algunos puntos específicos de la casa—le respondió Damián con semblante sereno, y sin mostrar ninguna emoción.

—Entonces, ¿escuchaste todo lo que dije? — preguntó intrigada.

Damián asintió con tranquilidad y buscó en el bolsillo de su chaqueta el frasco de analgésicos.

Enrique lo vio a través del retrovisor y decidió intervenir:

—Señor, parece que está tomando el medicamento demasiado rápido.

Damián lo miró con desdén.

—¡Dame esas pastillas, Damián! —demandó Aylin con reproche, intentando arrebatarle el frasco. Damián alzó el brazo rápidamente, manteniéndolo fuera de su alcance. En su
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