NARRA BERENICE
—¿Berenice? —preguntó la voz de la persona que menos imaginé que volvería a ver.
Rápidamente se levantó de su silla y vino hacia mí y me envolvió en un abrazo. Luego de unos instantes se lo correspondí y comencé a llorar.
—Pensé que jamás volvería a verte —murmuró en mi oído.
—Yo pensaba lo mismo —respondí.
Estuvimos abrazados unos instantes, hasta que sentí que alguien se aclaraba la garganta. Miré en dirección a Emerson y tenía el ceño fruncido con una mirada ¿Triste?; su mano apretaba fuertemente una lapicera.
Me separé de Gabriel y traté de recomponer mi postura secándome las lágrimas que habían logrado caer.
—Lo siento, señor Harker —me disculpé; él solo hizo un gesto con la mano con una línea tensa en los labios—. ¿Qué iba a decirme? —pregunté acercándome a su escritorio con Gabriel detrás de mí.
—Necesito que te fijes en mi agenda cuando puedo realizar un viaje de tres días a Forks —respondió mi jefe seriamente. ¿Había dicho viajar a Forks?
—¿Forks? —pregunté en