Capítulo 50

Leonard

Apenas llegué a la mansión, fui directo hacia la entrada. Ni siquiera me tomé la molestia de abrirle la puerta a Analisse. Le indiqué al chofer con un gesto seco que la ayudara. Yo seguía molesto, indignado... pero no solo por la presencia de ese hombre, sino por su actitud. ¿Quién demonios se cree que es para hablar con tanta confianza? ¿Con qué derecho se atreve a sonreírle así, a verla de esa manera tan cercana?

Pero claro, todo esto también tiene que ver con ella. Con Analisse. Porque fue ella quien permitió ese exceso de familiaridad. Le dio confianza a un desconocido y él, por supuesto, la tomó con ambas manos.

Entré a mi despacho con pasos firmes, me serví un coñac. Ni siquiera sé por qué demonios me estoy comportando así. Pero si soy sincero… sí, lo admito. Me está carcomiendo el hecho de verla sonreír con otro. Me estoy muriendo de celos, aunque trate de disimularlo. Me irrita, me revuelve por dentro, me hace apretar los puños.

Sí, ese hombre, Dimitri, es refinado. Ti
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