Gisel Keller no me dijo nada más, solo se marchó sonriendo. Yo permanecí allí un rato más, y cuando volví a la mesa, tanto Gisel como Abril ya se estaban despidiendo.
Miré a la Ceo con intriga mientras ella me daba la mano.
—Fue un gran placer conocerte, Evelyn Isfel.
No le contesté, pero esto a ella no pareció molestarle.
—Espero que podamos reunirnos mientras esté aquí —agregó, aunque Sebastián frunció el entrecejo en señal de desacuerdo—. Sería un desperdicio no salir a beber un trago juntas.
Cuando ella se marchó, Abril solo me hizo un gesto de despedida. Pero sus ojos se posaron sobre Sebastián por un momento, lo miró con intensidad, y a pesar de que él no reaccionó a su gesto, ella le sonrió antes de irse.
Puede que él ya no la amara, pero ella a él sí. Eso era muy obvio, y a Abril no le importaba demostrarlo.
Apenas Sebastián y yo nos quedamos a solas, me volví a sentar. Él permaneció de pie, pensativo. Al parecer, la mujer Ceo le preocupaba tanto cómo a mí.
—¿Qu