Tamborileé los dedos sobre la mesa, impaciente y ansiosa. Esa mañana, un empleado de la torre le había comunicado a Sebastián un mensaje por parte de Abril. Ella le dijo que se celebraría en ese mismo hotel una importante cena con la CEO de una empresa de infraestructura, y que él debía asistir cómo CEO de su empresa y en ausencia de Marco (quién hasta entonces manejaba el negocio en representación de Sebastián).
Saber que Abril estaría allí, me ponía muy insegura.
—¿Todo bien? —inquirió Sebastián y apretó mi mano suavemente.
Forcé una sonrisa. Esa era una cena importante, así que se había puesto un traje de etiqueta negro con una corbata plateada; se veía muy guapo, demasiado para sentirme más confiada.
—Sebastián, a mí me...
Callé de golpe cuando miré a Abril acercarse. Su vestido negro era largo y entallado, de cuello largo sobre hombros descubiertos, y con una caída que resaltaba muy bien sus curvas.
Al llegar a la mesa, esbozó una profesional sonrisa carente de vida.