BESO

La sangre comienza a manar de su herida, y se extiende por el suelo, formando un charco rojo y oscuro. Me siento como si estuviera mirando una escena de una película, algo que no es real, algo que no puede estar sucediendo. Pero lo es. Lo es, y me duele. Me duele tanto que siento como si mi corazón se hubiera roto en mil pedazos.

Alita se queda congelada, su mirada fija en el cuerpo de Maximiliano, y su arma todavía humeante en su mano. Su rostro es una máscara de horror y de shock, y parece que no puede creer lo que acaba de hacer. Pero yo sí creo. Yo sé que ha pasado, y yo sé que nada volverá a ser lo mismo.

Me siento paralizada, incapaz de moverme o de hablar. Solo puedo quedarme allí, mirando a Maximiliano, y sintiendo el dolor y la tristeza que me invaden. El silencio es absoluto, y solo puedo escuchar el latido de mi propio corazón, y el sonido de mi respiración agitada. Es un momento que nunca olvidaré, un momento que me cambiará para siempre.

La mamá de Maximiliano, Natalia, g
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