MILA
La proximidad entre nosotros es eléctrica, y puedo sentir la tensión en el aire. Su mirada me envuelve, y me siento atrapada en su intensidad. La distancia entre nosotros se reduce, y su boca se acerca a la mía, enviando un escalofrío por mi espalda.
—Quiero saber qué efecto tengo en ti —me dice, su voz baja y sensual.
—No creo que quieras saber —respondo, mi voz temblando ligeramente.
La unión de nuestros labios es como un choque de tormenta, liberando una energía que me deja sin aliento. Su lengua se desliza por mi boca, explorando cada rincón, y me siento envuelta en una nube de placer. La pasión que emana de él es contagiosa, y me encuentro respondiendo con igual fervor.
—Me encanta la forma en que me haces sentir —me dice, su voz entrecortada por la emoción.
—No deberíamos estar haciendo esto —respondo, mi voz débil y sin convicción.
Su agarre en mi cuello es firme, pero no doloroso, y me siento segura en sus brazos. La presión de su cuerpo contra el mío es una sensación del