26. CONTINUACIÓN
Por otro lado, en la habitación del príncipe en el castillo, Sirius corre al ver un camino de sangre.
—¡Señor! —grita al verlo tirado en un charco de sangre. Lo toma y lo coloca en la cama—. Señor, señor, Árnyék, ¿qué pasó, quién le hirió así? ¿Y Sol, qué pasó con Sol? ¡Oh, es una daga de plata! Señor, conviértase en humano para poder extraerla bien. ¡Señor, despierte, tiene que decirme dónde dejó a Sol, para ir por ella! ¡Señor, señor…!
SOLA:
Amanece y todavía me encuentro en la misma posición, acurrucada en una esquina del lugar en que me dejaron. Con la claridad me doy cuenta de que es una pequeña casa en las afueras de una ciudad. Me levanto. No posee casi nada a mi alrededor. Abro el clóset y doy con unas viejas ropas. Me cambio y trato de lavar las que traía. Luego las tiendo en el patio. Una vieja me mira sorprendida desde la casa que colinda por el patio con esta en la que estoy.
—Buenos días —saludo, y voy a entrar a la casa, pero ella me habla, en mi idioma, y eso me llena