Paula observó desde la ventana cómo Rodrigo y Sandra se alejaban juntos bajo la llovizna.
Él, con el abrigo sobre los hombros de ella, sonriendo con esa facilidad que solo mostraba cuando quería conseguir algo.
Y Sandra… tan ilusionada, con esa expresión que Paula conocía bien.
La misma mirada que ella había tenido durante años cuando Hyden le dirigía una palabra amable.
Sintió un nudo en el pecho. No era celos, era tristeza. Sabía que Sandra lo amaba desde hacía mucho, y también sabía que su hermano nunca la había tomado en serio.
Pero verlo actuar de esa manera justo ahora, cuando ella apenas podía sostenerse emocionalmente, le dejó una sensación amarga, pues sabía que algo se traía entre manos.
Sin embargo, su corazón y su mente estaban demasiado destrozados como para pensar en ello.
***
Rodrigo y Sandra fueron juntos hasta una cafetería pequeña y discreta cerca a la mansión. El aroma a pan recién horneado y café tostado impregnaba el aire, cálido y acogedor.
Sandra trataba de conv