— Entonces, ¿ya solicitaste el divorcio?
—Por supuesto, el abogado debe estar en este momento con Hyden.
—O sea que ya eres libre.
—Supongo. Después de todo, el más ansioso por divorciar era él. Imagino lo feliz que debe estar con su verdadero amor, Carolina. — Le comenta a Paula a Sandra, mientras revisaban algunas estadísticas del centro comercial.
—De verdad que no entiendo, amiga. ¿Cómo pudiste aguantarle tanto a ese imbécil?
—De verdad que no es algo de lo que quiero hablar en este momento. Aunque no lo parezca, me duele. Pero no me voy a echar a llorar, sabes, ya lloré suficiente durante tres años. Ahora quiero recuperar mi vida, sobre todo por este bebé que no tiene la culpa de nada.
—Eso es algo que tampoco entiendo. Me contaste que tú y él — Abre los ojos de par en par y mueve la cabeza a un lado a otro. — Nada de nada… entonces, ¿cómo es que estás embarazada? ¿O si pasó algo y no me lo contaste?
— ¡Para nada! Te puedo asegurar que la única vez que Hayd