—¿Qué solicita?
—Nada, ella solo quiere su libertad.
Hyden revisa el documento y ve la firma de su esposa.
—Ya ella firmó… ¡Ja! Parece que tiene mucha prisa.
—Según tengo entendido, ambos están ansiosos por divorciarse. Así que supongo que firmará sin reparo. — Comenta sugestivamente el abogado, mientras se recuesta sobre la silla frente al escritorio de Hyden, que no deja de mirar el documento.
—Supone bien, pero me gustaría que mis abogados le echen un vistazo antes. —Cierra la carpeta donde estaba el acta de divorcio.
—No entiendo para qué, no hay letra pequeña, mi apoderada no quiere nada más que su firma, así que no veo la necesidad.
—¡Aun así!
—De acuerdo, apenas tenga el documento ya firmado, avíseme entonces. Vendré yo mismo a recogerlo, mi clienta está impaciente por ser una mujer libre. —Las palabras del abogado acompañadas de una sonrisa burlona lo enfurecen, haciendo que apenas se vaya el hombre, Hyden rompa el contrato de divorcio.
—¡Ja! Libre… ¡T