Sean
Esto no estaba nada bien y efectivamente como Silvana lo había dicho no debimos acostarnos anoche, definitivamente yo no estaba pensando nada bien al dejar que pasara, ella era mucho menor que yo, además de ser la hermana menor de mi mejor amigo y estoy seguro que él querrá matarme por esto, pero lo que estaba aún peor es que Tatiana apareciera y la tratara de esa manera y que ella probablemente se fuera sintiéndose terrible a su casa y que yo no me haya esforzado por detenerla para ver que estuviera bien, pero es que ni siquiera sabía cómo debía actuar con todo esto. — Suéltame. — Pedí molesto. — Sean, ¿Cómo me puedes hablar así luego de lo que me hiciste cuando yo a pesar de todo quiero que arreglemos las cosas? — Cuestionó ella con voz ahogada dando un paso atrás. — Tatiana te recuerdo que tú fuiste quién se fue, yo no te engañé y no debiste tratar de esa manera a Silvana, ella no lo merece. — Dije, después de todo si había alguien culpable aquí era yo, porque yo era la persona más madura en la habitación, pero no me pude controlar y no se en que momento, pero ella despertó un deseo en mí, al punto que ignore el hecho de que Ian es mi amigo y me matará cuando sepa lo que sucedió, también ignore que ella solo tiene 18 años y la hice mía, disfrutando cada segundo de lo que pasó. — Claro que lo merece, hizo todo para meterse en tu cama, yo sabía que pasaría y por eso intenté alejarme de ti, pero te amo demasiado, por eso volví, quería que lo volviéramos a intentar, porque no soporto seguir lejos de ti. — Sollozó ella y pase la mano por mi cabello frustrado, tratando de pensar en que debía hacer ahora. No me gustaba verla llorar, siempre tocaba la fibra sensible en mí y más porque yo aún la amaba y que ella me dejara me había dolido demasiado, sin embargo estos últimos acercamientos que había estado teniendo con Silvana, más lo que pasó anoche había removido algo en mí, lo cuál me confundía. — Dime qué no dejaras que se acerque a ti de nuevo, que cortaras contacto con ella y así podemos volver a intentarlo, por favor Sean, me di cuenta que ya no puedo estar sin ti, te necesito, vamos a retomar las cosas, yo puedo olvidarme de esto si no dejas que ella se vuelva a acercar a ti. — Dijo ella mientras me volvía a rodear con sus brazos, mirándome con los ojos esperanzados y por un instante quise aceptar, porque después de todo volver con ella era lo que había estado anhelando desde que ella se fue, pero me sentía renuente a tener que sacar a Silvana de mi vida. Quizás por lo que había pasado entre nosotros y porque siento que lo correcto es hacerme cargo, incluso si ella me pidió que lo olvidara, no creo que estuviera hablando en serio. — Tatiana tú fuiste quién se fue y no puedo simplemente cortar el contacto con ella luego de lo ocurrido, Silvana no se merece eso, de hecho creo que tú y yo ya no podremos volver a estar juntos, siento mucho lo que viste y que esto te lastimara, pero en tu ausencia las cosas cambiaron. — Suspiré sintiendo mi corazón lleno de pesadez y dolor, al saber que estaba eliminando cualquier posibilidad de estar con la mujer con la que imaginaba casarme y pasar el resto de mi vida. Tatiana me miró con los ojos demasiado abiertos, como si no pudiera creer lo que le había dicho y luego de unos segundos empezó a negar con la cabeza con su mirada llena de desesperación. — ¿Por qué me estás diciendo todo esto Sean? Te dije que me fui porque me sentía insegura de ella y con esto comprobé que tenía razón y tú en lugar de buscar arreglar tu error ahora quieres darle a ella lo que siempre buscó, arruinó todo y la vas a recompensar. — Gritó ella con los ojos llenos de lágrimas y me sentí impotente, porque Tatiana no se merecía pasar por esto y yo tampoco quería hacerla sufrir, de hecho si hubiese regresado unos días antes, yo sería muy feliz, pero lo que pasó con Silvana había cambiado las cosas, ahora ni siquiera podía dejar de pensar en ella desnuda, en como besé cada parte de su cuerpo, la forma en como ella gemía mi nombre y por más que Tatiana quisiera culparla, alegando que ella me había provocado, que era lo que ella había estado buscando, yo sabía que no era así, porque yo también quise esto, yo dejé que pasara, yo era la persona de más edad y por lo tanto era yo quien no debía permitir que sucediera, porque la deseaba, entonces terminé fallándole a ambas y a mi amigo. Por eso debía asumir las consecuencias de mis errores e intentar arreglar esto de la mejor forma posible, aunque esto lastimara a Tatiana y a mi mismo, pero al menos los dos éramos suficientemente maduros para soportar una decepción amorosa, a diferencia de Silvana. Y aunque esto no estaba resultando nada sencillo para mí, era lo que debía hacer. — Cálmate por favor, no me gusta verte así. — Pedí tomando su rostro entre mis manos, limpiando sus lágrimas con mis pulgares. — Sé bien que nada de esto debería ser así y que crees que Silvana es la culpable, pero ella apenas cumplió hace poco dieciocho años y yo sabía que estaba enamorada de mí y cuando te fuiste la dejé acercarse, así que en realidad todo esto es mi culpa, por eso debo responder por lo sucedido, esto no es una recompensa para nadie y créeme que me duele mucho que todo tenga que terminar entre nosotros. — Sean no me puedes hacer esto, yo no sé si pueda vivir sin ti. — Volvió a sollozar ella y me estaba sintiendo entre la espada y la pared. Tatiana para mí era demasiado importante y tener que lastimarla así se sentía mal y podía sentir algo dentro de mí rogando que accediera a estar con ella de nuevo, sin embargo había otra parte que no podía dejar de pensar en Silvana… — Si puedes, cariño tú eres muy fuerte. — Aseguré antes de dejar un beso sobre su frente. — Ya vuelvo, toma asiento y cálmate, necesito hacer una llamada. La solté y afortunadamente ella no se opuso, por lo que me encaminé hacia mi habitación para llamar a Silvana, necesitaba asegurarme que hubiese llegado bien a su casa luego de la forma en la que se fue. Cerré la puerta de la habitación antes de empezar a marcar su número, pero ella no respondía, hasta que luego de varios intentos finalmente escuché su dulce voz. — ¿Por qué llamas tanto? — Necesito ver si estás bien, quiero que hablemos de lo sucedido. — Dije y la escuché suspirar, quedándose en silencio por unos segundos que parecían eternos. — Sean sal por favor, quiero estar contigo. — Gritó Tatiana y mi mandíbula se apretó al darme cuenta de como esto se podría malinterpretar e iba a hablar para explicar, pero Silvana lo hizo primero. — Sean no hay nada de que hablar, olvida lo sucedido porque yo lo haré y no te preocupes, no le diré nada a mi hermano, adiós. — Dijo ella antes de colgar, sin darme opción a decir nada más, dejándome un sabor amargo.