Capítulo 127. Mariana y Fiona, las mejores amigas
Fiona continuó halagando a Mariana le dijo:
—Mira esa piel bronceada, te puedo jurar que cualquier mujer mataría por tener un tono como el tuyo. Sin embargo, yo para conseguir algo parecido, tengo que usar cápsulas de bronceado y aun así no lograría esa perfección. ¡Qué envidia te tengo!
Mientras hablaba, comenzó a tocarle las manos y, para su sorpresa, notó que eran increíblemente suaves, incluso más que las suyas, y al descubrir aquellas manos tan suaves de aquella sirvienta, e inmediatamente exclamó con asombro:
—¡Wow! La piel de tus manos es increíble. Este sí que es un secreto que me tienes que contar ahora mismo y de inmediato le preguntó. ¿Cómo logras mantener tus manos tan delicadas y suaves con el trabajo que haces?
Mariana sonrió un poco, mientras respondía con naturalidad:
—Siempre uso guantes, supongo que eso ayuda. Además, después de terminar mis tareas, me aplico unas cuantas cremas. Déjame contarte que el primer día casi pierdo la suavidad de mis manos.
Fiona la miró co