Capítulo 49. El despertar de los dragones
Brando no entendía cómo el alfa Efrén, siendo tan temible, podía tener tan pocos guerreros y, además, no tan bien entrenados como los suyos, especialmente entre los que custodiaban sus fronteras.
Se suponía que los guerreros que cuidaban las fronteras debían ser sus mejores lobos, los más fuertes, capaces de resistir cualquier ataque sorpresa —como el que él mismo estaba llevando a cabo ahora mismo— y estos lobos eran los que resistían hasta que llegara el apoyo suficiente para evitar que los intrusos sin invitación entraran en el pueblo y dañaran a su manada.
Pero, por lo visto, aquel alfa no era nada sin sus guerreros engendrados.
Eso, sin embargo, representaba una gran ventaja para ellos, pues ya estaban muy cerca del pueblo, y así podrían rescatar a Bianca, que era el único propósito de aquel ataque.
Al pensar en ello, Brando dio la orden a sus lobos de respetar la vida de los niños, los ancianos y las hembras que no fueran guerreras.
Sus lobos acataron la orden de inmediato y con