Anastasia, al no poder llevarse a Bianca, lanzó su último recurso: su gusano mágico, el único hechizo que aquel par de ancianos no logró detectar. Sin embargo, Bianca sí lo notó, ya que en cuanto la criatura penetró su piel, de inmediato, ella comenzó a golpearse desesperada en el lugar del brazo por donde había entrado. Pero ya era demasiado tarde; pues por más que lo intentara, no podía arrancárselo. Debido a que una vez que ese gusano entraba en su víctima, solo salía por su propia voluntad y eso siempre era después de cumplir con su misión, en este caso, era después de obtener la muestra de sangre de Bianca que tanto deseaba. El gusano regresó a su ama y, tal como había aparecido en las manos de Anastasia, se desvaneció en el aire. Lo mismo ocurrió con la bruja, que desapareció en un instante, como si nunca hubiera estado allí.

El poder de Anastasia era tan inmenso que incluso el rey mago y la reina Minerva quedaron asombrados. Aunque lograron evadir todos sus hechizos, lo hiciero