Capítulo 31. Desaparecer de este mundo y para siempre
Pensando en esto, Brando preguntó casi de inmediato:
—¿Y Bianca ya sabe sobre su poder?
—No lo creo —respondió el mago un poco pensativo—. Pues ella nunca lo manifestó antes y solo me di cuenta de que era la tercera niña de la profecía, porque entró en tus pensamientos más profundos, algo que ningún ser sin un poder absoluto podría lograr y enseguida le dijo: Recuerda que te dije que dejaría un seguimiento para detectarlo cuando Bianca lo intentara. Pues lo hizo… tanto, que incluso rompió la barrera que bloqueaba los pensamientos de tu lobo.
—¿Cómo así? —exclamó Brando, un poco asustado, y de inmediato volvió a preguntar—. ¿Entonces ella ya sabe que soy un hombre lobo?
—No lo sabe —contestó el rey mago—. Ya que solo entró y no divago en la mente donde se guardan los pensamientos de tu lobo, y la verdad no entiendo por qué no lo hizo y se detuvo cuando ya había roto tu barrera por completo, pues al hacerlo no le costó nada. Sin embargo, del mismo modo en que entró, salió, sin detenerse