Capítulo 11. Gritar en el infierno
Por el lado de Bianca, al ver que su bisabuelo ya se había ido, miró a Brando y le dijo:
—Será mejor que me digas qué hacías con mi bisabuelo, de lo contrario no te dejaré ir tan fácilmente.
Brando, como siempre, solo quería salir corriendo y mantenerse lo más lejos posible de su compañera. Al verse a solas con ella y ante aquella pregunta, simplemente respondió:
—Si quieres saber, llama a tu prima y pregúntale, que fue por culpa de ella, que estoy aquí hoy.
Pero al ver que Bianca no lo dejaba en paz, pensó para sí mismo:
Será mejor que le invente algo rápido y así poder irme… debido a que necesito estar lejos de ella para evitar una tragedia.
Entonces la volvió a mirar y le dijo:
—Tu prima me pidió que pasara por aquí a recoger estas pulseras de protección para sus hijos.
Gracias a la diosa Luna, aquel anciano había enviado esas pulseras a sus tataranietos… o lo que fueran los hijos de Priscila para aquel anciano, pensó para sí.
Bianca, con esa explicación, estuvo de acuerdo. Y así c