ALONSO:
Un estruendo nos sobresaltó, cubrí a mi Celia con mi cuerpo, protegiéndola de cualquier peligro. Dante irrumpió en la habitación, su rostro reflejaba confusión y alarma.
—No entiendo cómo, pero parece que han descubierto una de las salidas de emergencia de este lado —dijo, jadeando por la carrera que había emprendido para alertarnos. —Es lejos y les costará llegar a nosotros, creo…¿Cómo era eso posible? Habíamos tomado todas las precauciones, Fabrizio había diseñado un laberinto de pasadizos y salidas de emergencia que nadie conocía, ni nosotros mismos. ¿Habíamos sido traicionados? ¿Había un topo entre mis hombres? Las preguntas se agolpaban en mi mente, pero no había tiempo para respuestas. Teníamos que actuar.—Creo que es Celia —dijo Dante—, ella debe tener