Kei estaba bailando con Dominic cuando todo comenzó, el gemelo le susurró algo que ella entendió. *Te llamaré después preciosa* — Vamos Doménico, hoy si que diste el show de la noche, eh, deja que se entere papá de tus desfiguros. — El gemelo prácticamente cargaba a su hermano, lo llevó hasta el coche, lo subió y salió con el hacia su villa. Lo dejaría descansar ahí, había muchos e que hablar cuando despertara. — Donovan, vamos a que te curen esas heridas. Ahora sí que provocaste al gemelo Lombardi. Si no hubiese estado ebrio te medio mata. — Darren, el hermano mayor de los trillizos. Se iba a llevar a su hermano a una clínica. — Darren, yo voy con ustedes, Donovan está herido. Cuando papá se entere se va a poner furioso. — Emma se despidió de Emmanuel y encaminó sus pasos junto a sus hermanos. Ella estaba preocupada, se le notaba en la mirada. La música siguió, los dos hombres del problema ya se habían marchado. Ares pudo ver qué Kei por fin quedaba sola. El trillizo V
Aleksey llegó con Kei en los brazos a una de las más exclusivas clínicas de la ciudad. Ella lloraba de dolor. — ¡Necesito un doctor aquí, ella tiene herida una pierna! — !Por acá señor, acá la vamos a atender, venga con nosotros! El trillizo llevó a la sala de urgencias a su hermana, ahí de inmediato llegó un cirujano a revisarla. — Señorita, todo va a estar bien, dígame, ¿Dónde tiene el dolor? — ¡En la pantorrilla doctor... hubo una pelea, y... Me dieron un golpe, ahora me duele muchísimo! — La voy a tocar un poco, me dice si el dolor aumenta. — El médico comenzó a checar el área, Pero apenas tocó, Kei gritó de dolor. — ¡Me duele, me duele! ¡Aleksey, voy a perder la pierna! — !No vas a perder la pierna Kei! ¿Cómo se te ocurre? Vas a estar bien, te lo prometo. Pronto vas a mejorar. ¡Doctor dele algo para el dolor! ¿Qué no ve que no lo soporta? — El joven CEO se estaba preocupando demasiado. Hasta afuera se escuchaban los gritos de la jóven rubia, Ella lloraba m
El CEO aunque estaba acostado con su esposa, y esperaba obtener una respuesta afirmativa de su primogénito, más cuando su celular timbró y se puso de pié para tomar el teléfono y leer la contestación. — El hombre pasaba sus azules ojos por el texto, cada palabra que leía lo enfurecía más y más, Su hija menor había sido herida en una pelea, y ahora estaba en el hospital. Definitivamente iban a rodar cabezas. — Debiste llamarme para decirme esto, Alexander, pero apenas te vea me tendrás que dar una explicación. Vamos tu madre y yo para allá de inmediato. El hombre no tuvo más alternativa que despertar a su amada mujer para darle la mala noticia y salir hacia el hospital. (...) — Tu teléfono, ¿Qué dijo papá? — Alexandro preguntaba. — Que no le llamé, y que cuando me vea me pedirá una explicación, ya vienen para acá mamá y él. — Que el infierno nos agarre confesados. El médico no entendía nada, esos trillizos no se veían nada débiles de carácter, más sin embargo se p
En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia. — Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos. — ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto? — S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos. — ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento. Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró
La asistente tomó su bolsa y salió a ver a su amiga Elena. Se habían conocido en el centro comercial un par de meses atrás. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba deshogar su pena y aliviar un poco su atribulada alma. Condujo llorosa hasta la villa de su amiga donde había estado un par de veces tomando café sin imaginarse la sorpresa que le tenía la vida. — Emma, ¿Qué te sucedió, amiga? ¿Por qué estás así? — La mujer pelinegra abría la puerta para recibirla. Se notaba que había llorado y mucho. — Elena, ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? — Por supuesto que sí. Mírate cómo vienes. Estaba alistando a Alina por qué su padre la llevará a jugar al parque. Mi esposo es un hombre muy ocupado pero se lo prometió a la niña. A Emma se le vino de pronto las palabras del mensaje que leyó. Eran las exactas que había visto escritas en el celular de Ethan. — Elena, tú... ¿Cómo se llama tu esposo? ¿Cuál es su nombre? — El corazón le latía a mil a la bella asistente. — Su nombre es E
Rafael viajó a aquellos tiempos cuando Emma, él y los gemelos Lombardi estudiaban en la misma escuela. Ella estaba dos grados menos que ellos pero eso no impedía su amistad. Aunque el CEO siempre la había visto con otros ojos. El cabello Rojizo de ella le gustaba muchísimo. Emma era muy linda y adorable. — ¿Dónde está ella? ¿Qué le pasó? — Escribía en su celular y lo enviaba a su amigo. — La encontré en un exclusivo bar del sur. Un tipo la estaba molestando. Seguro quería aprovecharse de su estado de ebriedad. — ¿Lo mataste? — Preguntaba el CEO fríamente. — ¡Diablos no...! Solo lo amenacé para que la dejara en paz y se largara. ¿Te sigue gustando, eh? — Sabes que tengo una prometida. — No fue eso lo que pregunté. Tu relación absurda no es el punto aquí. — ¿Para donde la llevas? No te atrevas a tocarle uno solo de sus cabellos, Domenico. — Ella es soltera, tú tienes novia. ¿Qué me lo impide? Ya te has decidido casar con Joana. Por cierto suerte con eso. Se sabe
Esa noche el millonario CEO Rafael Mendoza se quedó dormido en el sofá de la sala de su amigo observando a su antiguo amor. No fue hasta que el sol les dió a ambos en el rostro que despertaron. — ¡Carajo, me duele mucho la cabeza...! — La pelirroja se llevó las manos a la cabeza intentando atenuar el dolor. ¿En... dónde estoy? No conozco este lugar. — La jóven se puso de pie con dificultad, temía haber despertado con algún desconocido y haber hecho algo inapropiado, más cuando lo vió frente a ella, era él... Su amor de adolescencia, el hombre dormía en el sofá, Emma apenas alcanzó a ahogar un grito con su mano. El corazón de Emma parecía que se le iba a salir del pecho, ¿Qué diablos hacía su ex novio ahí? ¿Acaso él la había traído a su villa? El hombre que quiso con locura, Rafael Mendoza, yacía ahí dormido cubriéndose con su fino saco del frío. Estaba más apuesto de lo que lo recordaba, cabello oscuro, ojos verdes esmeralda tan profundos como el mar, sus gruesos y carnosos labi
La respuesta del CEO Mendoza fué tajante y hasta algo ruda. Emma no terminaba de discernir si su contestación le complacía o le disgustaba. Es decir, no quería volver a cometer el mismo error que cometió con Ethan y ser utilizada de nuevo. Bien decían que mezclar trabajo con romance nunca resultaba bueno. Pero a la misma vez se sintió un poco decepcionada. Al parecer su amor del pasado no conservaba ni un mínimo sentimiento por ella. — Okey... Entonces ha quedado claro. Mañana a primera hora estaré en tu oficina, llevaré a Elena para que las dos comencemos a trabajar. Ahora sí me voy. — Emma señaló la salida mientras comenzaba a caminar torpemente. — !Alto ahí! — El CEO volvió a detenerla. La pelirroja se detuvo como si la sola voz del hombre la paralizara. — ¿Y ahora qué, Rafael? Ya te dije que necesito marcharme. — Espera. El ojiverde caminó hasta ella y buscó su celular. Tecleó su número en el y se marcó. — ¡¿Qué diablos haces con mi celular?! ¡Esto es privad