La princesa de Dorian Montana.
La importante vida seguía en los preparativos, Emma tuvo un pequeño ataque de ansiedad y el joven CEO De León muy en contra de su voluntad tuvo que llamar a su cuñado.
— Emmanuel, ¿Qué pasa? ¿Mi mujer está bien?
— Rafael, Emma de pronto tuvo una pequeña crisis, los estilistas la estaban maquillando pero ella se puso a llorar y no ha parado. Nada de lo que haga la calma. — Explicaba el hombre.
— Joder, te pedí que la cuidarás solamente unas cuantas horas y ni siquiera eso pudiste hacer. Llévale el teléfono y ponlo en altavoz.
Emmanuel fue a la habitación de su hermana e hizo lo que su cuñado le pidió.
— Emma, princesa, ¿Qué te pasa? ¿Te duele algo? Si es así debes decirme para llevarte de inmediato al hospital. — La varonil voz del CEO Mendoza se escuchó.
— Nooo... No me duele nada, estoy bien, solamente... es que los bebés me están haciendo llorar, y tú no estás aquí para regañarlos.
— Entiendo, cariño, ahorita mismo soluciono el problema. ¡Emmanuel, regaña a tus sob