Los gemelos Lombardi, feroces e implacables como eran, dejaron tirados a los guardaespaldas, a Fabricio se lo llevarían con él a unas bodegas, esto lo tenía que saber su padre. Y tomar una decisión como familia. — Adam, investigame todo con respecto a un bastardo, su nombre es... ¡¿Cómo te llamas basura?! — Dominic preguntaba. — No te voy a decir mi nombre, lo que si te diré es que mi padre es muy poderoso y no hay manera de que me hagas nada, ni siquiera la policía puede arrestarme. — Fabricio sonrió con burla. — Se llama Fabricio Olmos. Ese es su nombre, — Dijo Isadora. — Se llama Fabricio Olmos, es para ayer Adam, te llamo en un rato. Tú nos vas a acompañar Fabricito. Tenemos mucho de que hablar en privado. — Ja, eso no va a suceder, yo no voy a ninguna parte contigo. — Es que verás, no te lo estoy preguntando. Vas a venir con nosotros a dar una vueltecita.— Y a ustedes que les importa está mujer, les pagaré para que me dejen en paz, ¿Cuánto quieren? ¡Solo pídanlo y largu
La bella y elegante Adriana de Lombardi recibió a su hija con alegría de verla sana y salva. La madre no pudo evitar derramar lágrimas de preocupación por su hija menor. Además la madre estaba presente cuando su marido recibió la llamada de sus hijos, y le contaron lo que había sucedido. La Señora Lombardi pocas veces había visto tan furioso a su esposo, él dijo que saldría de casa para arreglar ese asunto, conociéndolo jamás dejaría pasar semejante acción. — Trillizo Ivanov, que gusto que nos acompañes. ¿Te ofrezco algo de tomar, algún aperitivo? — La amable Adriana de Lombardi no distinguía quien era quien de los CEOS Ivanov. — Es Alexander, mamá, ahora CEO de la compañía Ivanov. — Oh, lo siento mucho, es que son tan parecidos que no puedo diferenciarlos. — No hay cuidado, mis hermanos y yo somos casi idénticos, es normal que no nos puedan distinguir. — Que problema para las novias que tengan, puede que terminen besando a otro de ustedes por la confusión. Ahhh... Iré
Dominic había salido de inmediato de la mansión de sus padres hacia su villa, después de comer Kei se había puesto a hacer una tarea, fue cuando el recibió la llamada de Alexander y se disculpó para salir unos momentos, ahora regresaba a toda velocidad a verla. Apenas llegó se dirigió a darse un baño, se sentía asqueado después de tratar con la escoria de Fabricio. Salió de la regadera secando su cabello y con solamente una toalla atada a la cintura. Kei había venido a buscarlo, ella lo había escuchado entrar desde el despacho. Más al verlo, se quedó inmóvil, Dominic tenía un cuerpo atlético, era perfecto, tan apuesto, con esa mirada azul que te podía hechizar. — Domini... — ¿Qué pasa princesa? Estoy aquí, vine a darme una ducha... — Mientras el hombre hablaba se acercaba más y más a la jóven rubia, la tensión sexual entre ellos iba creciendo cada vez más. — No, yo... Solo venía a preguntarte... — Lo que sea puede esperar... — El CEO aprisionó los labios de Kei, la d
El médico llegó casi de inmediato, ya la madre estaba poniendo compresas frías en la frente de su hija. — Doctor, que bueno que ya está aquí, por favor revise a mi princesa. — Enseguida, señora Lombardi. — El médico hizo lo suyo, pudo notar que la jóven paciente deliraba con algún evento traumático, debían actuar de inmediato. El CEO estaba por subir a la habitación de su hija cuando tuvo que hacer la llamada que su esposa le pidió hacer. Alexander estaba en su villa trabajando en un contrato en su despacho cuando le timbró su celular, fue una gran sorpresa leer el remitente. — Señor Lombardi, que sorpresa. ¿Le puedo ayudar en algo? — Alexander, Isadora se ha puesto mal, tiene mucha fiebre, mi esposa piensa que tú presencia le ayudaría a sentirse mejor, así que trae tu trasero aquí. — El hombre no era una piña en miel, tampoco se le podía pedir tanto. — Salgo para allá de inmediato. — El joven CEO dejó todo de lado para salir en su coche hacia la mansión Lombardi,
El joven CEO Ivanov, estaba en un aprieto. El CEO Lombardi era conocido por ser extremadamente territorial y dominante, pedirle quedarse iba a ocasionar que pusiera el grito en el cielo. Pero por lo menos tenía que intentarlo. Se le vió bajar las escaleras al elegante heredero, él venía a buscar a los padres de Isi. Los encontró en la sala bebiendo té. — ¿Sucede algo Alexander, o ya vas de salida? — Preguntaba el CEO Lombardi mientras permanecía cruzado de piernas — Si, este... Quisiera su permiso para cuidar de Isadora esta noche, dormiría en su habitación, pero en el sofá. El padre por un momento creyó que había escuchado mal. No era posible que ese joven CEO le estuviera pidiendo tal cosa, ¿Cierto? — ¿Cómo dices? Quizás he escuchado mal. — No, no escuchó mal, me preocupa que la fiebre vuelva, e Isadora se vuelva a complicar, quisiera vigilar su evolución, además... Ella me ha pedido quedarme, Isi está tan vulnerable que no quiero negarme. Prometo que no tiene nada
En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia. — Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos. — ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto? — S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos. — ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento. Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró
La asistente tomó su bolsa y salió a ver a su amiga Elena. Se habían conocido en el centro comercial un par de meses atrás. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba deshogar su pena y aliviar un poco su atribulada alma. Condujo llorosa hasta la villa de su amiga donde había estado un par de veces tomando café sin imaginarse la sorpresa que le tenía la vida. — Emma, ¿Qué te sucedió, amiga? ¿Por qué estás así? — La mujer pelinegra abría la puerta para recibirla. Se notaba que había llorado y mucho. — Elena, ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? — Por supuesto que sí. Mírate cómo vienes. Estaba alistando a Alina por qué su padre la llevará a jugar al parque. Mi esposo es un hombre muy ocupado pero se lo prometió a la niña. A Emma se le vino de pronto las palabras del mensaje que leyó. Eran las exactas que había visto escritas en el celular de Ethan. — Elena, tú... ¿Cómo se llama tu esposo? ¿Cuál es su nombre? — El corazón le latía a mil a la bella asistente. — Su nombre es E
Rafael viajó a aquellos tiempos cuando Emma, él y los gemelos Lombardi estudiaban en la misma escuela. Ella estaba dos grados menos que ellos pero eso no impedía su amistad. Aunque el CEO siempre la había visto con otros ojos. El cabello Rojizo de ella le gustaba muchísimo. Emma era muy linda y adorable. — ¿Dónde está ella? ¿Qué le pasó? — Escribía en su celular y lo enviaba a su amigo. — La encontré en un exclusivo bar del sur. Un tipo la estaba molestando. Seguro quería aprovecharse de su estado de ebriedad. — ¿Lo mataste? — Preguntaba el CEO fríamente. — ¡Diablos no...! Solo lo amenacé para que la dejara en paz y se largara. ¿Te sigue gustando, eh? — Sabes que tengo una prometida. — No fue eso lo que pregunté. Tu relación absurda no es el punto aquí. — ¿Para donde la llevas? No te atrevas a tocarle uno solo de sus cabellos, Domenico. — Ella es soltera, tú tienes novia. ¿Qué me lo impide? Ya te has decidido casar con Joana. Por cierto suerte con eso. Se sabe