El destino hace su jugada.
De pronto Rafael se vió solo en la habitación con Emma, ella seguía dormida, en su frente después de darle los puntos le habían puesto una gasa.
— No te mereces que te pase esto... — El CEO acariciaba una mejilla de la bella pelirroja.
La asistente al sentir la caricia, poco a poco comenzó a despertar. Sus verdes ojos se dejaron ver.
— Rafael... — Ella lo llamaba.
— !Estoy aquí princesa, estoy aquí contigo! Todo está bien, estás un poco herida, pero... Pronto vas a sanar...
La pelirroja recordaba lo que había sucedido, la experiencia había sido horrible, ella lloró en los brazos del CEO.
— Necesito saber, ¿Ethan... el...?
— ¡No, no lo logró hacer, afortunadamente llegué a tiempo y eso no sucedió! Ese desgraciado no te tocó, lo prometo...
Rafael se dedicó a confortar a su mujer, le daba cariño y palabras dulces para que se relajara, ella seguía asustada y no soltó su mano hasta quedarse dormida de nuevo.
A la mañana siguiente, cuando despertaron, el empresario le