CAPÍTULO 56. Jugando con fuego.
—No me dirás qué te trae con él—, Orlando negó mientras reía y no dejaba de mirar hacia el baño. Apenas había empezado con los Martínez; tenía preparadas más sorpresas, y eso lo hacía disfrutar su venganza.
Volvió a mirar a Miguel, quien, al igual que él, no dejaba de observar el camino que da al baño. Él levantó la copa y le hizo una señal mientras pensaba: «Ya veré cuando no tengas un solo centavo si esa mujer de la que presumes te querrá a tu lado». Para él, ella no es más que una superficial que no ama más que el dinero y el confort. Por esa razón fue que hizo su movimiento, aunque no esperó que Miguel fuera tan bajo, que hiciera a Gregorio venderlo todo para salvarse él. Pero luego reflexionó que era mejor así, porque dejar a los padres de Irina sin nada era mucho mejor, ya que con otro movimiento quedarían por completo arruinados.
Por otro lado, en cuanto Irina entró al baño con Liseth, quiso decirle de muy mala gana que no tenía que abogar por ella, pero sus fuerzas no eran suf