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MIÉNTEME Y ÁMAME

MIÉNTEME Y ÁMAMEES

Crimen
Tatty G.H  Completo
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Resumen
Índice

Sinopsis

Romance oscuroMafiaImplacableMatrimonio arregladoAsesinoSuspensomemoria

¿Has imaginado despertar y no saber ni tu nombre? Livy despierta en una habitación, solo para descubrir que desconoce quién es. Y Sebastián, el apuesto chico a su lado es un desconocido, pero también dice ser su marido. Sin saber de dónde vino o quién es, Livy poco a poco descubre que su pasado estaba teñido de peligrosos y electrizantes matices. Y sobretodo, descubre que el chico con ella es tan amenazador y astuto como para temerle y amarle al mismo tiempo.

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Último capítulo

  • EPILOGO

    En cuanto puse un pie en la propiedad, supe que algo no andaba bien. Había al menos 10 coches en la entrada, y un puñado de hombres vigilando. Y del interior de la casa, emergía una serie de gritos de terror puro. Temblé mientras salía del Moserati. —¡Livy! Volteé inmediatamente, sorprendida de encontrarme a Isaac allí. —No puedo creerlo, volviste —dijo, deteniéndose a un paso de mí. Sonrió —. Realmente volviste. Le devolví la sonrisa. Me había tardado un poco más de lo planteado en regresar, pero, elegir a Sebastián no había sido sencillo. Nada sencillo. —Lo siento, había tanto que solucionar antes de volver... Un agudo grito agónico escapó de la casa y me hizo estremecer hasta los huesos. Miré la propiedad con temor. —Isaac, ¿qué ocurre? —murmuré. Él exhaló profundo, mirando la casa con inquietud. —Es Sebastián —dijo—. Cuando pasó un mes y no había rastro de que volverías, él simplemente dejó de esperarte, pareció que no le importabas. Dejó de hablar de ti y volvió al pasado

  • ELECCIONES MUDAS

    —Lo siento, pero no quiero... volver allí —murmuré con lágrimas en los ojos—. Deseo ver a mi hermana, pero no creo estar lista para verla bajo una lápida. Y menos... creo estar preparada para encontrarme en esa vida de nuevo. Demián vino hacia mí y me abrazo. —Livy, por favor —suplicó besándome en la coronilla—. Ven a casa conmigo. Ese es tu lugar, conmigo, no con él. ¿De verdad era así? Demián y yo estábamos listos para formar una vida antes que Sebastián apareciera; pero también, todo en nuestra relación estaba mal: él era autoritario y explosivo, no me veía como una compañera o pareja, sino como una propiedad de su exclusivo uso. Y yo ya estaba harta de ser usada, de ser un objeto de placer y venganza. —Lo siento, Demián, pero no puedo —respondí y zafándome delicadamente de sus brazos, retrocedí un paso. Lo miré con autentico dolor. —Creo que, si volviera contigo, nada sería lo mismo. Yo ya he estado con otro hombre, y no creo que puedas vivir con ello... —Lizbeth, n

  • SENTIR DIVIDIDO

    Después de todo lo sucedido antes del enfrentamiento entre mafias y después de mi matrimonio con Sebastián, jamás hubiese imaginado que volvería a estar con Demián. Jamás me hubiese imaginado abrazándolo y permitiéndole tocarme. Jamás me hubiese visto en esa situación: dejando que me estrechara entre sus brazos mientras, sorpresivamente, me besaba con intensidad. Jadeé contra sus labios, incapaz de respirar, incapaz de pedirle que se detuviera. —Mi Livy —musitó besándome, apretándome contra sí—. Gracias por volver. Gracias por estar aquí. Por un breve minuto, no me opuse al beso, todo lo contrario, dejé que mis labios exploraran los suyos, que reconocieran al hombre que había marcado mi vida con tantas emociones. Dejé que mis manos acariciaran sus anchos hombros y descendieran por sus fuertes brazos, mientras sus manos bajaban por mi espalda, hasta alcanzar mis caderas. Pero cuando sentí como me sujetaba firmemente contra su cuerpo, al tiempo que intensificaba nuestro beso, t

  • PRIMERAS VECES

    Apagué el motor a las afueras de su hotel y apoyé la frente en el volante un momento. Aun no lo creía, pero Sebastián realmente me había dejado ir. Incluso me había dejado llevarme su Moserati. Incluso me había llevado hasta el coche y despedido con una sonrisa triste. Incluso me había besado y dicho que me esperaría hasta que decidiera regresar a su lado, aun sí eso nunca ocurría. Minutos después, levanté la mirada y miré largamente el edificio a mi lado. Ya no quería seguir así. Ahora que al fin había conocido ese lado atemorizante de Sebastián, y ahora que recordaba toda mi relación al lado de Demián; finalmente había alcanzado un punto sin retorno. Estaba ocurriendo lo que Abril había anticipado tiempo atrás: “... Ya quiero ver a quién destruyes, Evelyn Isfel, o más bien, Lizbeth Ricci. Seguro tu decisión será un escándalo y, quizás, traiga consigo todo un caos. Ninguno de esos dos hombres te dejará ir tan fácilmente. Recuerda que ninguno es un ángel, los dos son terribles

  • HISTORIA FALLIDA

    En cuanto me había soltado a llorar en medio del sexo, Sebastián salió de mí y se marchó de la habitación sin siquiera mirar atrás. Pero envió a una empleada para que me diera de cenar, apenas pude probar bocado. De esa manera trascurrió otro día, y cuando creí que habíamos alcanzado un punto sin retorno, la empleada volvió a visitarme. Pero en lugar de traer consigo una bandeja de comida, lo que traía era una gran caja negra. —He preparado en baño para usted, señora —dijo y depositó la caja sobre la cama. Al verme mirarla con desconfianza y recelo, ella señaló —. Y esto, el señor quiere que baje y cene con él. Además, ha dicho que no admite replicas ni negativas. Alejé la mirada de ella y de la caja hasta que el baño estuvo listo, entonces no me quedó más que entrar en la bañera y esperar que no volviéramos a discutir. Porque, a pesar de desconocerlo y temerle, él y yo aun seguíamos juntos. Aún era mi marido, y aun lo amaba. A pesar de todo, y aunque deseaba no hacerlo más, yo

  • CARENTES AFECTOS

    “... La navaja rozó mi cuello. —¡Escúchame, idiota, no se te ocurra intentar...! De un ágil movimiento, Demián levantó su arma y disparó una vez. Cerré los ojos y contuve un grito. Un segundo después, el hombre me liberó. Vi su mano soltar la navaja y casi al mismo tiempo, escuché su pesado cuerpo impactarse contra el suelo. Temerosa, no me volví, aunque sabía que había muerto. Solo permanecí allí, de pie, temblando cómo una hoja. Apenas un instante más tarde, Demián llegó hasta mí y me abrazó con fuerza. Yo no le devolví el abrazo, aunque tampoco me negué. —Tranquila, ya estoy aquí —musitó acariciándome la cabeza—. Lamento haberme tardado tanto. Al principio no reaccioné, solo miré a sus hombres recorrer la casa entre disparos, gritos, órdenes, y mucho tumulto. ¿Estaban matando a todos lo que se hallaban allí? Parecía ser así. —¿Livy...? Demián se alejó un poco para poder verme a la cara. Entonces, cuando vi su ceño fruncido a causa de la preocupación y la angustia

  • SENTIMIENTOS AHOGADOS

    “... El “primer cliente” deslizó las manos a lo largo de mi espalda desnuda, expuesta por el holgado vestido de lentejuelas. Gimió mientras yo hacía lo posible para no romperme. —Hace años, cuando ese imbécil de Daniels me golpeó y corrió de su casa después de tocar a su zorra, juré que tomaría algo suyo, algo que amara al grado de enloquecer al perderlo. Hablaba de Katerin, de la historia que me había contado Madame Marie, la ama de llaves: Hace años, hubo una pequeña fiesta aquí, y en un descuido del señor, uno de sus invitados trató de propasarse con la chica. La pobrecilla lloró toda la noche y el señor le dio una verdadera golpiza al hombre antes de mandarlo a la calle. Ese invitado de años atrás, era el mismo hombre que en ese momento me tocaba. —Tú y yo haremos que enloquezca de rabia y celos. Haremos que se arrepienta de ser tan prepotente. Temblé de repulsión cuando me besó un hombro. Pero cuando sus manos se colaron por las aberturas a los costados del vestido, ya

  • PRIMEROS SENTIMIENTOS

    ¿Su hermana? Esa era la primera vez que hablaba de ella. En el penhouse no había ninguna foto suya, ningún rastro de que hubiese existido. —La última vez que vi la vi, yo acababa de cumplir 15, y ella solo tenía 18. Tu misma edad, Evelyn. Intenté alejarme de él, pero estaba atrapada entre la cabecera de la cama y su cuerpo. No podía huir. Solo podía observar con dolor cómo su mirada pasaba del sufrimiento a una indescriptible agonía. —¿Crees que Marco es un pobre viejo sin culpa en todo esto? —inquirió, clavándome los dedos en la piel—. Cariño, lamento decepcionarte, pero él es la causa de que estés aquí, conmigo. Me tembló el labio inferior. —¿Marco? ¿Qué tiene qué ver él...? Callé cuando soltó una risita cargada de dolor. Y aflojando su agarre en mi mandíbula, apoyó su frente en la mía. Acerqué una mano a su mejilla, estaba frio. —¿Sebastián? —¿Cómo crees que murió mi hermana? —preguntó con tormento—. ¿Quién crees que provocó su muerte? Inhalé hondo, la mano que

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62 chapters
PREFACIO
MIÉNTEME Y ÁMAME/Tatty G.H
Miré mi mano izquierda, más específicamente, el reluciente anillo dorado en mi dedo anular. La sortija era brillante, simple, solo un círculo adornando mi mano. Pero, extrañamente, el solo verla me aceleraba el corazón; ese era mi anillo de matrimonio. Sonreí ampliamente y levanté la mano a la luz de la lampara, a fin de que el oro destellara en mi dedo. —¿Estás feliz? —susurró en mi oído, abrazándome por detrás. Colocó la palma de la mano justo en mi bajo vientre y, a pesar de traer puesto un vaporoso vestido de novia muy cómodo y sencillo, mi respiración se aceleró. Con las mejillas algo rojas, coloqué una mano sobre la suya. Luego me volví hasta quedar de frente a mi esposo, mi perfecto esposo. Él me sonrió y yo me puse todavía más colorada. —Te amo, Livy. Gracias por casarte conmigo. Dado que estaba descalza, tuve que ponerme de puntillas y apoyarme en sus hombros para intentar alcanzar su boca. Al verme en dificultades, me tomó de la cintura con un brazo y me cargó.
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MEMORIAS AUSENTES
MIÉNTEME Y ÁMAME/Tatty G.H
Livy... yo también te amo... Mi última respiración antes de despertar, fue profunda y nostálgica. Mis parpados pesados se abrieron con esfuerzo, como si fuese la primera vez. Y el sueño que acababa de tener, comenzó a desaparecer de mi mente rápidamente. Solté un suspiro, y noté cómo una pequeña gota rodaba por mí mejilla. ¿Qué había sido esa sensación? ¿Por qué me era tan familiar? Al principio, mi visión fue borrosa y difusa, pero conforme parpadeaba, poco a poco todo se volvió cada vez más nítido. Sobre mi cabeza, había un techo blanco y luces pálidas, enceguecedoras. Con una mueca de dolor me llevé ambas manos a la cabeza. Me sorprendió notar que estaba vendada. Pero más me sorprendió ver la intravenosa conectada a mi mano derecha y la bolsa de suero colgada a un costado de la amplia cama. —¿Sabes cuál es tu nombre? —preguntó de pronto una voz, sobresaltándome. A pesar del fuerte dolor, giré la cabeza rápidamente hacia la puerta. Estuve a punto de gritar. Recostado contra el
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MATRIMONIO CONVENIENTE
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Apenas logré levantarme de esa cama, de dirigí al baño y me miré al espejo. Mi cabello ligeramente rizado de las puntas, era largo y de un llamativo color salmón; mi rostro ovalado era pequeño y de piel cremosa, aunque con algunos moretones amarillentos, indicios de que había sido golpeada. Y no era una chica alta, pero tampoco demasiado bajita. Mucho menos era una belleza, solo de apariencia delicada y dulce. Nada en mí insinuaba que hubiese sido una mujer... de ese tipo. Sin embargo, ese vestido y la historia del lugar dónde Sebastián me había encontrado, decían otra cosa. —Livy, te dejé algo para que te vistas. No le respondí, pero cuando lo escuché cerrar la puerta de la habitación al salir, yo me apresuré a salir del baño. En la cama había dejado un sinfín de bolsas de compras. De una de ellas saqué un pequeño vestido rosa claro de olanes y unas sandalias blancas; todo al gusto de mi patrocinador, quien parecía ser un perfeccionista y adicto al orden. Incluso el aspecto
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PASADOS DOLOROSOS
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Al día siguiente, apenas tuve oportunidad de asimilar esa nueva vida. Pues al terminar mi desayuno, Sebastián fui a mi habitación y me pidió ir con él. Lo hice a regañadientes. En silencio subimos al elevador. Pero cuando presionó el botón de la recepción, no pude reprimir mi curiosidad. —¿A dónde vamos? Él no dijo nada al principio, esperó hasta que las puertas comenzaron a abrirse. Entonces me tomó de la mano y tiró de mí fuera del elevador. —Aun eres una desconocida —dijo con simpleza, llevándome hasta la salida del edificio. Me puse levemente roja ante las miradas sorprendidas que la gente en la recepción nos dirigió—. No puedes seguir permaneciendo en el anonimato. En la calle nos esperaba un pulcro coche negro, que parecía que acababa de dejar la agencia. Y a su lado, un hombre en un traje que hacía juego con el color del auto. Al vernos salir, abrió educadamente la puerta del pasajero. Sin una palabra Sebastián me empujó dentro. —Maneja con cuidado —le dijo al ch
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DESPIADADOS ASESINOS
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Apenas las puertas del elevador se abrieron en el penhouse, yo salía deprisa y me senté en el suelo, me abracé a mí misma. En mi cabeza seguía repitiéndose la última fase que Isaac había dicho, antes de que Sebastián le pidiera salir de la oficina. … hay que tener en cuenta al bebé que estaba esperando... … hay que tener en cuenta al bebé que estaba esperando... Sentí a Sebastián dejarse caer a mi lado. Por un rato ambos permanecimos callados. Yo quería llorar, pero no era capaz de hacerlo, estaba en shock. —Lo siento, no quería que te enteraras tan pronto. Sabía que sería un gran golpe. Apoyé la frente en las rodillas, me picaban los ojos, aunque de ellos no brotaba ninguna lágrima. Solo era capaz de pensar en las palabras Bebé y Estaba. —¿Es... verdad? —articulé despacio—. ¿Yo en verdad... esperaba un bebé? Lo escuché exhalar largamente. Y su respuesta me rompió el corazón. —Lo estabas, pero lo perdiste cuando esa bala perforó tu abdomen. El doctor dijo que tenías alred
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RELACIONES DESDICHADAS
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¿Un asesino? Sí ya tenía poder y fortuna siendo heredero de un conglomerado, ¿por qué se dedicaba a algo tan cruel cómo acabar con vidas? ¿El hombre de la casa donde había ocurrido el enfrentamiento, había sido su objetivo al ir allí? Parecía que sí. Y, aun así, yo no quería creerlo. Apreté las manos en puños sobre las rodillas. Cuando Abril vio mi muda reacción al revelarme la profesión de mi marido, se levantó de la mesa con una sonrisa y se marchó del penhouse. Al quedarme sola, solo pude permanecer sentada en esa mesa varios minutos. Hasta que escuché a alguien llegar. Rápidamente me levanté y oculté mis temblorosas manos en la espalda. Sebastián se detuvo al verme de pie en el comedor. Y yo me pregunté sí él había logrado su objetivo de asesinar a ese hombre. ¿Lo había matado antes de encontrarme a punto de morir? Y, sobre todo, me pregunté sí él había estado involucrado en ese enfrentamiento. Al verme nerviosa, su ceño se frunció ligeramente. —¿Qué ocurre? … Debería
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TIEMPO DETENIDO
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Cuando adinerados hombres invitaron a Sebastián a beber un trago para celebrar nuestro matrimonio; yo decidí salir a tomar un poco de aire fresco en la terraza del penhouse. Desde esa gran altura, la vista era maravillosa. La noche era iluminada por las luces de la gran ciudad y sus increíbles espectaculares; desde allí no se escuchaba el ruido de los autos ni de la gente, pero podía verlo todo y sentir el aire fresco en rostro. —A qué es maravillosa, ¿no lo crees? Su voz fue tan repentina que di un respingo y tuve que sujetarme a la barandilla de cristal. Había estado tan deslumbrada por la vista, que no me había percatado que ella también se encontraba allí. —¿Y bien? —inquirió ladeando la cabeza y estrechando su verde mirada—. ¿Ya tuviste oportunidad de probar si miento... o digo la verdad? Intenté no sentirme intimidada por su actitud, pero no pude hacer nada ante su apariencia. Abril era más alta que yo, con un cuerpo fino y esbelto, no demasiado curvado, pero con las p
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ATRACTIVA EBRIEDAD
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No supe sí los invitados se marcharon. Tampoco supe cómo llegamos a mi habitación. Solo sentí cuando me tomó por las piernas y me apoyó contra la pared bruscamente, haciéndome jadear. Todo en mi cabeza daba vueltas y vueltas a un ritmo vertiginoso, pero aun así me las ingenié para abrazar mis piernas a sus caderas al tiempo que él me levantaba el vestido. En medio de todo lo que me estaba haciendo sentir, apenas podía recordar mi nombre; no, no podía recordarlo. Yo no era Evelyn, y quizá tampoco me llamaba Livy. Y cuando sus manos recorrieron mis muslos, yendo más y más arriba. Me olvidé de todo. Fui incapaz de formar un pensamiento coherente. Sebastián rozó la cara interna de mis muslos con los dedos, y sin dejar de besarme, hizo mi ropa interior a un lado. Algo muy dentro de mí se sintió mal cuando me separé un poco para poder mirarlo a los ojos. Su miraba destellaba de excitación, y se encontraba tan perdida cómo la mía. Y quizá se debió a la gran cantidad de alcohol en mi s
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Me senté sobre la cama con los ojos bien abiertos, cubriéndome el cuerpo con las sábanas de satín. Acababa de despertar, pero sentía que algo en mí era diferente, que algo había cambiado durante la noche. Hice una mueca y entrecerré los ojos, me dolía mucho la cabeza, casi tanto como la primera vez que desperté en esa cama. Y, extrañamente, tenía un tirante dolor en los muslos... Pero más extraño fue ver lo que había a los pies de la cama; era la chaqueta de Sebastián, junto a la camisa que llevaba puesta el día anterior. ¿Su ropa? Me dije frunciendo la frente. ¿Por qué su ropa está aquí en ...? En una milésima de segundo, millones y millones de recuerdos vividos invadieron por completo mi cabeza: eran caricias, besos, sonidos que me ruborizaron y voces acompañadas de... Cerré los ojos y me cubrí la cara con las manos, avergonzada hasta el alma. —Tal vez es impresión mía, pero luces arrepentida —dijo Sebastián de pronto. Había entrado a la habitación sin previo aviso, que d
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Unos pocos días despues de reunirnos con Isaac, Sebastián hizo sus maletas y se marchó, diciendo que tenía una cita urgente con un cliente. Mientras desde la terraza lo veía subir a su lujoso Moserati italiano e irse, me pregunté sí ese “cliente” se trataba de una persona que pronto moriría gracias a él. Aun no me atrevía a preguntarle el porqué se dedicaba a algo tan cruel, teniendo una vida perfecta. Me asustaba qué diría. Me asustaba descubrir esa parte de su vida. Con un suspiró dejé la terraza y después de vagar por todo el penhouse y sus tantas habitaciones, terminé en la piscina. Era tan extensa cómo un pequeño lago, pero a 50 pisos del suelo, con una vista panorámica de toda la ciudad. Si que es una vida perfecta, casi irrealista, pensé entrando en el agua tibia con todo y ropa. Con una vida así, ¿qué busca Sebastián siendo un asesino? ¿Por qué lo hace...? —Estabas embarazada. Su comentario me provocó un dolor tan repentino, que dejé de moverme y estuve a punto de aho
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