Capítulo 237. Presentimiento.

Maximiliano Delacroix

Me acerqué despacio, como si cualquier movimiento brusco fuera a romperla. Ella tenía los ojos llenos de lágrimas secas, como si hubiera llorado sin hacer ruido.

—Amy, mi amor, ¿Estás herida? —pregunté.

Ella negó con un movimiento pequeño.

—No… estoy bien… dejé la camioneta en la casa. —Su voz salió baja, temblorosa—. Salí a comprar algo de comer, iba hacia un mini-market en la vía principal. Pensaba tomar un taxi para regresar a Argentum y darles una sorpresa… pero en la mitad del camino escuché la explosión y no pude evitar angustiarme.

Su respiración se quebró un poco.

—Cuando llegué aquí, el teléfono se apagó, encendió solo un segundo y se apagó.

Cerré los ojos un instante. Todo lo que había sentido, imaginado, temido… encontró un punto de alivio.

Me arrodillé frente a ella, tomé su rostro con ambas manos y apoyé mi frente contra la suya.

—Te buscaba entre las ruinas —murmuré—. Tuve miedo de haberte perdido.

Ella tragó saliva, con los ojos húmedos.

—Y yo tam
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