Capítulo 225. En terreno del enemigo.
Adrián Soler.
Se escucharon gritos.
Órdenes.
Armas levantándose.
Sombras corriendo entre los árboles.
—¡Cubran al señor Soler! —vociferó alguien.
Yo no solté a Pandora ni un segundo. Sentía su respiración desordenada contra mi cuello. El terreno vibró bajo nosotros cuando otros dos guardias cayeron.
Esto no era ruido. Esto no era advertencia. Era un ataque. Una ejecución planeada.
Alejandro apareció detrás de nosotros, levantando su arma, apuntando al bosque.
—¡Vehículo dos perdido! —gritó por radio—. ¡Repitan, vehículo dos, perdido!
Un guardia corrió hacia nosotros.
—¡Hay explosivos en la carretera! ¡No podemos avanzar!
—¡Atrás! —ordenó Alejandro—. ¡Reagrupen!
Pandora temblaba.
—No… no… no —repetía con la voz rota—. Yo no quiero que ustedes mueran. Yo no quiero…
La abracé con una mano mientras recibía un arma de uno de los guardias para que nos protegiéramos.
—Cállate —murmuré—. Nadie va a morir por ti. Pero si alguien viene, morirán por mi mano.
Otro disparo atravesó una de las rueda