Capítulo 172. El precio de la mentira
Adrián Soler
El cuerpo todavía me temblaba. No sabía si era por la resaca, por el miedo o por el veneno que aún me corría por la sangre.
Afuera, la luz del día me cegó.
La ciudad seguía viva, indiferente a mi ruina. Un vendedor ambulante gritaba precios de café en la esquina, y el ruido de los coches me devolvía al mundo real.
Levanté la mano, y un taxi se detuvo frente a mí.
—¿A dónde, señor? —preguntó el chofer.
Lo pensé un segundo.
—Al bar Los Robles, está a unas diez manzanas de aquí —dije, la voz ronca, ajena.
Me hundí en el asiento trasero.
Las calles se movían como una cinta borrosa, edificios, letreros, peatones. Todo pasaba frente a mis ojos, pero no veía nada.
Solo repetía una y otra vez las imágenes de la noche anterior, la sonrisa falsa de esa mujer, su voz calma, el vaso en mi mano, el mareo, los flashes.
El clic. Ese maldito clic.
Sentí una presión en el pecho, como si me hubieran colocado una piedra adentro. No podía quitarme la sensación de suciedad. Era más que físic