Capítulo 165. No hice nada.
Maximiliano Delacroix
El golpe no fue el de la almohada. Fue el de su voz.
“Ay, Dios…” pensé, apenas escuché las palabras que salieron de su boca.
—¿Me estás poniendo los cuernos? —me gritó, con esa mezcla de furia y desconsuelo que te parte el alma.
Al principio, no entendí. O mejor dicho, no quise entender. Me quedé quieto, con el corazón retumbando en el pecho, todavía medio dormido, mirando su rostro descompuesto, los ojos húmedos, el temblor en sus manos.
—¿Qué estás diciendo, Amy? —pregunté, pero ya sabía que algo grave había pasado.
Y entonces el teléfono cayó sobre la cama, rebotó y quedó frente a mí. Lo miré. Y el mundo se detuvo. Era una foto. Una maldita foto.
Yo, sujetando a la mujer que se tropezó conmigo anoche. Ella, inclinada hacia mí, la sonrisa falsa, los labios demasiado cerca. Y el encuadre… perfecto. Demasiado perfecto.
Tragué saliva. El aire se volvió espeso, pesado, irrespirable.
—Amy… esto no es lo que parece —dije, intentando mantener la calma.
Pero ya era tar