Capítulo 153. El brillo de Amy.
Amy Espinoza
El telón se abrió completamente con un sonido suave, casi como un suspiro.
Las luces del escenario se encendieron de golpe, bañándome en un resplandor dorado.
Por un segundo, el corazón se me fue hasta la garganta.
Ahí estaba yo. Frente al mundo. Frente a mis miedos.
El Teatro Dolby se extendía ante mis ojos, majestuoso y lleno hasta el último asiento.
El público se levantó en un aplauso que retumbó en cada rincón.
Miles de luces blancas de los móviles parpadeaban, como pequeñas estrellas en una noche de verano.
Llevaba la guitarra colgada al hombro y las manos temblaban tanto que tuve que cerrar los puños para disimularlo.
Tomé aire.
Uno. Dos. Tres segundos.
Miré hacia la primera fila otra vez y él me miraba sonriente, de traje oscuro, con el rostro iluminado por las luces del escenario.
Y en sus brazos Mía, la había traído, cargaba un vestido blanco y una sonrisa tan grande que parecía sostenerme desde allí.
El mundo se detuvo.
No había cámaras, ni prensa, ni productore