Capítulo 121. El primer golpe para Adrián.
Maximiliano Delacroix
Había algo casi poético en ese instante.
Cuando Adrián extendió el papel como si fuera un arma, contra mi, no pude evitar mirarlo con lástima. Porque sé que estaba fingiendo dureza, cuando el temblor en su voz lo traicionaba, aunque intentara disfrazarlo de rabia. Era la furia de un hombre que se estaba hundiendo y lo sabía.
Yo lo miraba fijo, sin apartar la vista ni un segundo, con esa sonrisa que no necesitaba palabras. Sonreía porque lo tenía exactamente donde quería. Porque el mismo recurso en el que él se refugiaba, ese fallo judicial comprado con corrupción, era justo la soga con la que iba a ahorcarse delante de todos.
Amy me miró, nerviosa, con los labios entreabiertos, como si de pronto hubiera sentido que el documento en manos de Adrián tenía más peso del que pensábamos. Sus ojos buscaron los míos con miedo. Y me hizo saber su temor, yo solo la tranquilicé.
La toqué suavemente en el hombro.
—Confía en mí, Amor —le susurré, apenas audible para ella.
Ese