CAPÍTULO 36 TU ME AYUDARÁS.

TU ME AYUDARÁS.

Alana se masajeó la sien cuando se recostó en el asiento, al ver su primera acción. En una semana o más, estaría despojando a su familia de su primera propiedad.

La mansión Duncan.

Cerró los ojos y soltó el aire para negar. De alguna forma se le nublaban los ojos, porque forma ella había tenido su niñez allí, su vida. Abriendo los ojos se puso de pie y se cruzó de brazos para ver la ciudad.

Aún se sentía lastimada en su cuerpo, y las imágenes de lo que había vivido anoche, solo pasaban como rayos por su mente, creando una electricidad en su cuerpo abismal.

Escuchaba la respiración de Ángelo, su respiración, como se unieron, las cosas que le dijo y se agarró el cabello, un poco desesperada.

No sabía cómo procesar lo que había sucedido entre ellos, ni lo que vendría después, y mirando su reloj, decidió que esto era todo por hoy. Tomó su bolso y se despidió de Lisa.

Bajó por el ascensor y tecleó a su conductor que ahora siempre podía contactar por un mensaje.

“Cinco minut
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