49. Lo no dicho

—¿Qué dijiste? —la cruda voz molesta e incrédula de Rafael tiñe todo el salón. Se quita el sombrero de golpe, con los ojos enervados. Hay mucho que procesar ahora. Y esto no le gusta nada a Azucena. Cuando se da cuenta Rafael que está en medio de las mujeres, suelta un aire atascado con calma—. Hablemos en mi oficina.

—Pero Rafael —murmura Azucena, abriendo los ojos.

—Linda —Rafael se acerca, tomando su mejilla—. Te alcanzaré en unos momentos —le hace una señal a Gerardo para salir de la sala.

En medio del lugar y ya sin la presencia de su marido Azucena toma todo el aire posible.

Fraude…

El fraude, las pruebas que Ramiro tiene en su poder. ¿Qué demonios está haciendo? ¿Qué es lo que ocurre? Altagracia besa en la mejilla a su pequeña bebé antes de entregársela.

—Ahora tú y yo vamos a hablar —Altagracia la hace sentarse con cuidado—. Sé lo del vídeo. Dios Mío, hermana. ¿Cómo es posible?

—Oh, eso…—murmura Azucena mirando a su sobrina—. Es un hecho las sospechas que tuvo Rafael. Todo es
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