50. Una mala corazonada haciendo real

—No puedes estar hablando en serio, Azucena —Altagracia está reprimiendo un grito de sorpresa—. ¿Erick? ¿Nuestro primo?

—Sí, él —balbucea Azucena—, sólo un fue un segundo. Un solo segundo y luego más nada. No sólo eso recordé. También —traga saliva—, también unas manos. En el video se muestra. Las manos de una mujer…¡No estoy loca, Altagracia!

—Hermana, estás recordando —Altagracia asevera con preocupación—. Eso quiere decir que estás recordando a los culpables. Pero…¿Una mujer? ¿Erick? ¿Qué tiene que ver Erick con todo esto?

—No tengo idea, pero algo me dice que no es bueno, Altagracia —Azucena se lleva las manos a la cabeza—, no quiero dudar de Erick pero esto es muy extraño.

—Demasiado diría yo —Azucena escucha un frenético suspiro de Altagracia—. Algo no está aquí, Azucena. Me dices que Rafael puede ser el culpable de esto, pero también ves en tus recuerdos a Erick y a una mujer. ¿En dónde deberíamos buscar?

—Ayúdame a decirle esto a David mientras yo hablo con Rafael —Azucena con
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP