68. Nuestro sueño
—¿Me estás diciendo la verdad? ¿Esto no es un sueño, Azucena?
—No lo es, mi amor —Azucena está en las piernas de su esposo, juntos en Flor De Campo. Tienen una fogata frente a ellos, es de noche, y están solos. Disfrutando de ésta velada juntos. De lo que tienen en sus manos, de lo que Rafael en ningún momento ha parado de hacer: Tocar su vientre, reírse con sinceridad, jamás en su vida se vio tan contento—. La prueba salió positiva —Azucena lo besa—. Estoy embarazada.
—Me cuesta creerlo —Rafael expresa—. Tantos años creyendo que no podía tener un hijo, formar una familia. No me sentía lo suficientemente hombre al no concebir. Y resulta que fue una mentira. Todos estos años —mueve Rafael la cabeza—, todos estos años creyendo una mentira por la obsesión de Marlene. Una obsesión que nunca vi.
—Eres el hombre más perfecto del mundo puedas dar hijos o no, mi vida —Azucena le acaricia su mejilla—. ¿No recuerdas lo amoroso que fuiste con Matías? Llevas tu instinto paternal aquí en tu corazó